jueves, agosto 02, 2007

Los disparates de Cristina





Transcribo a continuación unas declaraciones fresquitas de la senadora Cristina Fernández de Kirchner de visita oficial en México:

"Yo quiero en ese sentido, reconstruir también un nuevo optimismo, que no es voluntarismo ni ingenuidad. Las condiciones que vamos a abordar son difíciles, complejas, contradictorias muchas veces, pero van a exigir de nuestra parte una apertura intelectual muy fuerte precisamente para hacer de ese aprendizaje de estos 200 años algo que sirva para decodificar por qué estamos aquí y, a partir de ello, desarrollar una estrategia que tiene que ver con nuestra protección cultural, económica, social y política".

Quisiera saber de qué habla esta buena señora. Este párrafo no tiene desperdicios. Es digno de las más desopilantes ocurrencias de Cantinflas o de una escena disparatada de película de Woody Allen. Aunque me devane los sesos no puedo desentrañar esa frase de "reconstruir un nuevo optimismo". Aparte de que ignoro de qué optimismo se trate, entiendo que se reconstruye lo viejo, o se construye algo nuevo, ¿pero reconstruir lo nuevo?, la verdad que no me cierra. Finalmente, e imitando su estilo que no deja lugar a dudas, se puede decir que si bien el mensaje de la Sra. Cristina Fernández no es muy claro, tampoco se podría decir que es esperanzador, sino todo lo contario.
Lo que sí, no se lo puede tildar de incoherente. Es una pequeña y muy coherente muestra de los próximos cuatro años bizarros que les esperan a todos los argentinos.

P.D.: Carlo, decile a esta Sra. dónde tomas clases de oratoria, please.

Fabulitas III



Junto a la orilla de un límpido río que bordeaba un bosquecillo, se encontraron un elefante, que regresaba de una guerra en la selva de 70 años –ustedes saben que los elefantes viven mucho y que las guerras pueden durar mucho más–, y una desenfadada hormiguita que espiaba tras unos juncos.

El elefante imploró: "Por favor, hormiguita, hormiguita, bajate la bombachita!
Y la hormiguita le contestó: "Imposible, señor elefante, no va a servir de nada. Usted podrá tener mucha saliva, pero yo tengo poca paciencia".

A veces las cosas no pueden ser por más que uno quiera.

Uno de los Negros más geniales y entrañables














Perdoná queridísimo Negro Fontanarrosa, todavía estoy muy triste para escribir algo sobre vos. Te prometo que ya lo voy a hacer prontito.
Entretanto, negro del alma, te cuento un chiste para que vos lo dibujes desde allá arriba. En tu dibujo hay un DT de fútbol que habla con un chabón (representante de jugadores) mientras miran a un jugador con pinta de troglodita y al que le brotan unas ramitas por detrás de las orejas. El diálogo es el siguiente:
DT: Oiga, este mediocampista que me recomendó es más duro y tronco que un árbol.
Representante: ¡Sí, no le dije que se plantaba muy bien en la cancha!

Dos grandes que extrañaremos




















En estos días, y de forma casi simultánea, se nos adelantaron dos grandes del cine: el sueco Ingmar Bergman, y el italiano Michelangelo Antonioni. Tal vez pocos directores de cine (junto con los ya ausentes Tarcovski, Kurosawa y Kievloski) se preocuparon tanto por la condición humana. Dos directores enormes que trabajaron a fondo contra la incomunicación, la deseperanza, ...el silencio de Dios. La tristeza de sus ausencias se calma al pensar en la vasta obra que nos dejaron, imprescindible para los que amamos el cine. Sólo bastaría nombrar Fresas silvestres y el Séptimo Sello, de Bergman; y El pasajero y Blow-up de Antonioni, por citar cuatro filmes antológicos (exclusivamente por un capricho de quien esto escribe y respetando su gusto muy particular, por supuesto).
Un chismecito: Blow-up es una adaptación del cuento Las babas del diablo, de nuestro queridísimo cronopio Julio Cortázar. Adaptación muy libre, o sea que la película no se parece mucho al cuento, aunque es igual, ambos tienen un toque de genialidad irresistible. Se puede leer el cuento primero o luego de ver la película. En cualquiera de las dos opciones se estará gozando por partida doble. Una curiosidad: para los viejos rockeros o los amantes de los míticos del rock, en Blow-up aparece la legendaria banda The Yardbirds, nada más ni nada menos que con Jeff Beck y Jimmy Page. Otro dato: la protagonista femenina es la diosa Vanessa Redgrave. A los que no la vieron ni leyeron el cuento de Julio, se los recomiendo ampliamente, y los envidio... ¡Cómo me gustaría que fuera mi primera vez!

miércoles, agosto 01, 2007

Seguimos criando cuervos (I)



Hace días, varios, que intento escribir sobre los niños que trabajan; y lo voy esquivando como cuando uno se demora en ir al dentista. Pero a veces las muelas te dan unas palizas tremendas y hay que ir a sentarse en ese bendito sillón odontológico. Tal vez se piense que no es lo mismo que evitar escribir sobre cierto tema, pero sí lo es, hay algunos de ellos que te duelen, y como el hecho de escribir es por cierto bastante egoísta, uno termina cediendo y trata de que en las palabras se vaya el dolor. Algo así como exorcizarlos.
Además de haber leído bastante sobre la materia en este último tiempo, recordé algo que me sucedió en esa suerte buscada del destino de haber podido viajar algo por el mundo, y se me presentó un encuentro con un tipo sensacional que conocí en Estambul. Los dos parábamos en el único albergue de la ciudad, cuyas ventanas daban a la increíble Agia Sofía, muy cerca de la mezquita de Suleimanie. Este viajante era suizo e hicimos buenas migas y paseamos bastante tiempo juntos por la ciudad. En cierto momento me llamó mucho la atención que sacara muchísimas fotos a los niños, que curiosamente eran niños que trabajaban. Chicos que cargaban enormes bultos, que vendían flores o baratijas, que llevaban a gran velocidad bandejas de te de aquí para allá, o se aferraban a tus pantalones intentando lustrarte los zapatos. Al preguntarle por qué les sacaba tantas fotos a estos chicos, me contó que era maestro de escuela primaria, que adoraba su trabajo y a sus chiquillos, y me dijo que tenía que sacar muchas fotos de niños trabajando porque sus alumnos no iban a poder creerle que niños de su edad o menores trabajaban, cuando sus niños a esa edad jugaban, estudiaban y comían todos los días; cosa que no hacían otros niños en el mundo. “De verdad”, me dijo, “no van a poder creerlo, por eso tengo que sacar muchas fotos, y yo quiero que lo sepan, quiero que vean el privilegio que tienen, que piensen acerca de eso, tal vez no demasiado ahora, pero sí un futuro no muy lejano, quiero que ellos pongan su pequeño granito de arena para que en el mundo no existan niños que trabajen. Sé que no es fácil, pero al menos quiero que de alguna manera lo intenten”.
Sus buenas intenciones me parecieron maravillosas. Después de tantos años, no sé sí este maestro suizo habrá logrado algo, sí tengo la absoluta certeza de que lo intentó. Y creo fervientemente que un maestro tiene que mostrar a sus alumnos algo más de lo que enseñan los libros y piden los programas académicos. Será tal vez porque nunca se me hizo carne esa idea de que la escuela es el segundo hogar. Nunca percibí a la escuela como mi segundo hogar; en mi hogar fui feliz y de la escuela no veía la hora de salir, pocas veces un maestro logró atrapar mi atención con algo que conmoviera mi corazón o mi cerebro, aprendí lo que se suele aprender en la escuela, un poco de ciencias y humanidades, que de humanas no tenían nada. De pocos maestros (casi ninguno, para ser honesto) me acuerdo, y de esas aulas frías e inhóspitas sólo conservo una sensación de indiferencia y desgano. Cuéntenle a otro eso de que la maestra es la segunda madre. A mí no, al menos no era así en los tiempos en que para mí entrar a la escuela era como ingresar a un presidio, y sólo cantaba gustoso la canción patria porque era el preludio para ganar las calles al rato. A mí las fotos del maestro suizo no me hubiesen servido de mucho, porque en mi barrio yo veía a muchos niños que trabajaban, pero qué importante hubiese sido que alguno de mis maestros hubiese intentado explicarnos por qué esos chico tenían que trabajar. Ninguno de mis maestros intento explicar eso ni otras cosa de la vida que tal vez sean más necesarias que saber la regla de tres. Varios maestros que conocí luego en mi vida justificaron su abulia, su desgano, su desinterés aduciendo la miseria que ganaban. Hoy pienso que la miseria está y estaba en sus espíritus. No creo que existan seres más miserables que aquellos que les mezquinan su afecto, su tiempo y su cariño a los niños.

P.D.: No cambien de blog, porque ésta es sólo la primera parte de un tema que intentaré seguir desarrollando. Nos vemos.

miércoles, junio 27, 2007

Fabulitas II



En el mismo claro de la selva, se encontraron el mismo elefante y otra mariposa –la anterior ya había muerto, obviamente.
– ¡Qué larga es esta vida –dijo el elefante, que ya estaba aburrido de vivir.
– ¡Qué corta es esta vida –sentenció la mariposa, a la que ya no le quedaban por hacer muchos planes para el futuro.
– ¡Ni tan corta ni tan larga! –protestó la Gata Flora, sempiterna convidada de piedra, a la que sabemos no hay comida que le venga bien.

Fabulitas I




En un claro de la selva se encontraron un elefante y una mariposa.
– ¡Cómo me gustaría volar! –dijo el elefante, que tenía ciento cincuenta años.
– ¡Cómo me gustaría volver a ser joven! –musitó la mariposa en el ocaso de su primer y único día de vida.
– ¡Qué injusta es esta vida! –lloraron los dos a coro.

¡Por fin sonó un tiro pa'l lado de la justicia!

¡"Pobre" Paris, no es que sea chueca, los zapatos son grandes y prestados!



¡Finalmente todos los defensores de los derechos humanos, las sociedades de beneficencia, la ONU, la Comisión Internacional de Derechos Humanos, el Rotary Club de Villa Caraza, el Ejército de Salvación y la Comisión Directiva del Romperedes Fóbal Clú pueden dormir tranquilos! ¡Liberaron a Paris Hilton!
Cuando todos temíamos que Paris iniciara una huelga de hambre por las injustas condiciones a que era sometida en prisión, y ... Miss Anorexia desapareciera, cuando ya se agotaban los recursos por temer que sus sufrimientos carcelarios superaban con creces el infierno terrenal de Guantánamo –Paris dice: "Quiero que la gente sepa lo que sufrí".–, cuando su voz, su elegancia, y su imprescindible presencia se nos hacían más necesarias que el oxígeno, cuando nos iba ganando la desesperanza, se hizo justicia (no la divina –aunque esta divina merecía la ídem), Paris Hilton ya respira nuestros mismos aires y no los nefastos y pestilentes aromas de "la gayola".
Paris declaró al salir del "tambo" que esta experiencia le había cambiado la vida. Sirva su tormento del encierro, casi eterno para nosotros, para contradecir a los abolicionistas de la cárcel, ya que por el sólo hecho de haberle cambiado la vida a Paris, la prisión justifica sus algo más de 200 años de vida.
Todo esto, que para algunos puede sonar a mofa, no lo es para miles de seguidores de este pajarito anoréxico, tonto y adinerado (sin eso, ¿qué?), que seguramente la esperaban a la salida del "bote" con bombos y platillos, aquellos que siguieron, ahogándose en lágrimas, su reciente calvario a través de la mass media, y para todos los que Paris Hilton representa simplemente "algo".
Y aquí deberán disculparme por excusarlos, ellos no tienen la culpa; los verdaderos culpables son los medios (sí, digo todos, porque nadie se libró de que la pajarita Paris fuese noticia para ellos). Esos medios que manejan al mundo, esos medios que mienten, esos medios que adormecen, esos medios que digitan elecciones, esos medios que taran el cerebro, esos medios que nos roban neuronas, esos medios que nos inyectan sobredosis diarias de banalidad y superficialidad. A los medios y a los poderosos eso les conviene. Pregúntense por qué. Y aquí viene lo difícil... ¡no hay que dejarse! La "pobre" pajarita Paris Hilton no es más que otro botón de la muestra.

miércoles, junio 20, 2007

Borrachines defeños

Una de las curiosidades del Distrito Federal de México es que siendo de día un hormiguero humano bullente, de noche es una ciudad desolada; sólo andan por las calles los niños bien que van a antros y discotecas de plástico en los carros de sus papis, o los borrachines. Estos últimos abundan por las noches, y es que como decía el grandioso Chava Flores: "En México hay más cantinas que escuelas, por la simple razón que hay más borrachos que maestros y alumnos". Y como viajar es bastante complicado por la noche, los borrachines andan desconcertados, y en algún momento se preocupan por cómo poder llegar a sus hogares. En esto de los viajes nocturnos me encontraba hoy, por suerte sobre Insurgentes, que es una arteria por la cual uno se puede transportar toda la noche. Allí en una pequeña cabina donde se recargan las tarjetas para poder viajar en el Metrobús (maravilloso invento político que acerca a esta urbe un poco más a la modernidad, y les ofrece a los viajantes un calvario que ríete del de Jesús -sí, el de la cruz-). La cosa es que al querer recargar mi tarjeta, me topé con un grupo de cinco o seis borrachines que no descifraban el modo de conseguir la forma de viajar no sé a dónde, pues tal vez ni ellos lo supieran. Hete aquí que se suscitó el siguiente diálogo:
Yo: Permiso muchachos, ¿me permiten recargar mi tarjeta?
Borrachín 1: No te afanes, carnal, esta pinche máquina no funciona.
Yo: A ver, permíteme... Sí, funciona, pásame tu tarjeta.
Borrachín 2 (dirigiéndose: a mí): Pero cómo te parecés a ese rockero chileno, cabrón, nunca te dijeron. (Dirigiéndose ahora al borrachín 4) ¿Cómo se llama ese cuate?
Borrachín 3: No, si es idéntico al Charly García...
Borrachín 4: No chingues, güey, es igualito a La Volpe.
Borrachín 12: No mames, que La Volpe ni Charly García, se parece al loco Javier Batiz, ése que le enseñó a tocar la guitarra a Santana...
Borrachín 6: Para mí es la viva imagen de Cepillín... mírale los bigotes...
Borrachín 5: (Ofreciéndome un trago de legítimo vodka
mexicano Oso Negro, producto altamente hepaticida, que rechacé argumentando que me encantaría pero que estaba tomando antibióticos) Échate un trago hermano. (y con un dominio increíble del equilibrio que se desplazaba lentamente hacia adelante y los lados, me dice) ¿Sabés a quién te pareces tú, carnal?... ¿Sabés?
Yo: No, ¿a quién?
Borrachín 5: Tú te pareces a ti mismo... te pareces a ti mismo... y aguas de que nunca te pase lo contrario... Te pareces mucho a ti mismo...
Yo: (Riéndome) Será... Adios, muchachos.
Borrachines en conjunto: Adiós, cabrón, gracias, y te cuidas, !eh!

Uno nunca le debe hacer caso a los borrachines, ni tomar muy en serio lo que (decimos) dicen, pero esta vez la idea de parecerme a mí mismo me hizo reflexionar un poco. Me sentí contento de parecerme a mí mismo, y aunque me vaya como la chingada, estoy muy conforme con esto; y también feliz de nunca querer parecerme a nadie más.

domingo, mayo 06, 2007

¡¡¡Fumar mata!!!



Sábado al mediodía en el DF, momento favorito. Salgo a comprar pan, flores, verduras, cigarros, y todas las cosas de las que me olvidé entre semana. Se pone un tianguis (feria callejera) debajo de mi edificio. Compro y hablo de fútbol, de mujeres o del tiempo, con mis habituales “marchantes”. Con todos es muy divertido y agradable, y me paso horas en ello. Hoy en especial decidí que el impedimento que siento al subir una escalera o al correr tras un billete que el viento me arrebató, bien valdrían la pena de intentar no fumar esta mañana, que en realidad es tarde temprana.
Al regresar de las compras, decido agasajarme con un buen pollito a la provenzal con papas y una exuberante ensalada mixta de radicheta que cultivo en el macetero del pasillo de mi departamento. Sintonizo en la radio el excelente programa de jazz que comienza a las dos y me dispongo a escuchar a Nina Simone, a la gran Billie, a Chet Baker, a Davis, y a cocinar: Ajo, perejil y pollo frescos, papas, aceite de oliva… Soy un duque, ¿qué más se puede pedir? Los temas de la radio están a mi pedido, ahora va Sarah Vaughan con “Sunny”; ya casi estoy en un orgasmo melómano-gastronómico… Huele como recién cortado este perejil…
De pronto, la radio mexicana anuncia una cápsula contra el tabaquismo. ¡Esto es la última moda aquí! Parece que a algún genio se le ocurrió que el tabaco mata más que El Diablito Bush y la miseria, y todos los etcéteras que abundan. A cierta distancia, ya casi no puedo ni imaginarme un bar de Buenos Aires, con café y amigos de por medio, y sin poder fumar. A la merda con el jazz. Pero aquí sí que le acertaron, la cápsula es un pequeño culebrón unipersonal de un tipo que está en las mismas que yo. Intenta cocinar en un sábado por la tarde y lleva varias horas en su lucha por la abstinencia nicotínica… Salió también de compras y no cargó sus cigarros, y vaya “mono” que le agarró en la tienda al pedir sólo un “six” de cervezas y una botella de vino. ¡Nada de cigarros! Pero no crean que este tipo la tiene fácil, está en una lucha atroz por la abstinencia del tabaco; y vaya aquí que lo empieza a pregonar a viva voz por el parlante de mi aparato, y lucha y lucha…, y habla y habla. Intenta calmarse con una cerveza, y sigue cocinando, y le va bien. Cuando ya no puede más recurre a descorchar el vino, y lucha y sigue batallando…
Yo no había pensado siquiera en fumar, ahí estaba pica y pica ajo y perejil, planeando incluso un extra de chimichurri para cuando se me antojara un choripán; pero la actuación radiofónica de este cuate era tan creíble y convincente que me compenetré de sus ganas de fumar y pronto se hicieron mías. Lo seguí: destapé una cerveza helada que me supo a gloria y me dio más ganas de fumar. Me dije: “No puede ser que por este boludo de la radio yo rompa con una conducta de más de tres horas”. Y descorché también el vino, pa´que respire, ¿vio? Y el chabón de la radio seguía sin bajar por cigarros y con un sudor helado que yo podía ver por la radio. “Yo me fumo un porro…”, me dije; “…igual que la nicotina y el cannabinol no son lo mismo”. Y el pollito que ya crujía, y yo aguantando, y el tipo de la radio que seguía con su vía crucis, y el jazz que no volvía. ¡Parecía esto una cataplasma más que una cápsula!
La cuestión es que comí como un presidiario, el vino me supo a gloria y de postre me tomé un whisky con hielo y soda. Tantas ganas de fumar me dieron y tan en carne viva me mordió el sufrimiento del actor radial que me fumé cuatro cigarros seguidos: dos por mí y dos por él. ¡Yo estaba tan bien y decidido hasta antes de escuchar semejante cápsula…!
Ah, se me olvidaba, el leiv motiv de la cápsula era “El fin justifica los medios”. Intuí que el fin era dejar de fumar, los medios nunca los pude descifrar: ¿Serían ponerse en pedo para dejar el cigarro? ¿O sudar frío hasta morir? ¡Qué sé yo! Yo por las dudas no vuelvo a sintonizar ese programa.

lunes, abril 30, 2007

¿Seremos más animales de lo que sospechamos?




Un tipo le dice a otro: “Mirá qué boluda esta gallina, dibujo una raya de tiza en el piso, la pongo patas pa’ arriba con el pico sobre la raya y se queda como hipnotizada. ¡Qué boluda!, ¿no?”. En tanto, el resto de las gallinas miran desde el gallinero al interior de la casa, y esperando no ser la próxima víctima de sus propietarios, una de ellas le comenta a otra que no deja de hacer ejercicio a un ritmo violento para no lucir tentadora en la próxima elección culinaria, Vviste qué boludos, ése se la pasa todo el día enfrente de esa cosa cuadrada, sin moverse; el otro frente a esa otra cosa cuadrada, y solo mueve los dedos. La otra se lo pasa de un lado al otro preparando cosas (o preparando a alguna de nosotras) para sentarse a esa cosa también cuadrada, a donde acercan a su cuadrado con luz, que está también allí presente. “Viste que no hablan, si hasta podrían cacarear, como nosotras. ¿Vos qué creés?”, pregunta la plumífera, “¿será un ritual?, ¿su dios será cuadrado?”
Probablemente a muchos la historia anterior les parezca absurda, obviamente ficticia, y muy poco graciosa. Pero, abstrayéndonos de eso, ¿quién está más cercano a la realidad, o a la “supuesta” realidad, no digamos ya a la verdad, para no entrar en controversias?
En estas elucubraciones que a veces se nos hacen importantes, nunca falta quien te venga a escupir el asado: “Mirá, la verdad es sencillamente que la gallina es un animal y el ser humano no”.
Y uno se queda pensando en si no seremos en realidad más animales de lo que sospechamos, pero ya no analizando el trillado asunto de las brutalidades similares que compartimos: asesinatos, canibalismo, suicidio, sino la respuesta usual de quien defiende ciertos aspectos animales y te dice que los animales no matan por placer. Bien, agarrémonos de eso, si bien el asunto podría ser discutible y nadie sabe qué experimenta un animal cuando mata, y si eso le provoca tanto o más placer que comer, que por cierto sí se lo produce; pero el caso es que, tal y como van las cosas, ya no estoy seguro de que el hombre sienta un auténtico placer en matar, estoy teniendo serias dudas al respecto. Supongo que esta idea me ha cambiado un tanto el concepto darwiniano que tenía con respecto a nuestra similitud con los animales. Ahora veo que esa similitud con los animales también pasa por la búsqueda de espacios de poder, por devorar antes de ser devorados. También sucede con los animales, marcan y delimitan su territorio, sus hembras, tratan de perpetuar sus genes, y si es necesario matar por eso, además de tener que comer, lo hacen. No lo hacen acaso los seres humanos, y matan mucho más, aunque generalmente no se coman literalmente a sus muertos. Pero, ¿acaso en hombres y animales no son los territorios, las hembras (y los machos, por supuesto también), la comida, el cobijo y el asombro, lo suficientemente amplios si estuvieran repartidos de otra manera? ¿Qué se parece a qué, y se diferencia de qué bajo este punto de vista de conductas humanas y animales? ¿No será todo acaso un problema de (mal) diseño? Dios, el gran diseñador, ¿no se habrá equivocado? Tal vez, diría un elefante, que vive mucho más que un ser humano y, sin joder a nadie; pero... claro, no se la pasa tan bien como nosotros, ¿o sí?

viernes, febrero 23, 2007

Probaditas nomás



Para Paulina, con todo mi cariño

Hoy fue un día de aquéllos, de los que todos tenemos en algún momento, con mayor o menor frecuencia. Días de esos en los que no te sale una. Y como todo mexicano sabe bien, los argentinos a menudo se ponen “tangueros”; y no es que se pongan a cantar tangos, más bien “hacen tangos”, te convencen de que son los seres más infelices del planeta. Y créanme que muchas veces lo logran, especialmente con los mexicanos.
¿Pero qué hace un argentino cuando está solo y no cuenta con nadie para “hacerle tangos”? Pues sí, se pone a escuchar tangos; o sea que me puse a escuchar al “Polaco” Goyeneche cantando ese maravilloso tango llamado Desencuentro, que en su estrofa final dice “…ni el tiro del final te va a salir.” “Puta”, digo yo, “éste está más jodido que yo”. Y lejos yo de estar cerca de tan tremendo momento, me conmiseré de una suerte tan esquiva como la del tipo que ya se ha decidido a acabar con sus miserables días, encuentra que le falla el remate de la historia. Le sale mal el momento más trascendental de su vida, aunque mejor deberíamos decir de su muerte. En fin, me fui por el lado del consuelo de los tontos. Pensé cuántos hay que están, de alguna manera u otra, al borde del tiro del final, cuántos que ya se lo pegaron y no se dieron cuenta. El asunto de la amargura de la estrofa, sin embargo, no me abandonaba, pero me condujo por el lado de la poesía. Ésa que muchos niegan en el tango, argumentando de su machismo, del apego casi edípico de la viejecita, del abandono, o también de la juerga –dados, whisky y cabaret. Seguro, están todos esos temas, abundan, con frecuencia demasiado; pero también está esa poesía magnífica, popular, que desgarra por su belleza. Me pregunto si existe una manera más precisa, y aquí tal vez el término pueda engañar, de decir que alguien está tan jodido y abandonado, si hasta el instrumento de su decisión final lo traiciona en el momento cumbre.
A pesar de todo, consolándome con los jodidos y pensando qué suerte de no vivir en alguna hambruna africana, y de hacerlo en un lugar con pocas posibilidades de volar destripado por los aires, o de no ser mujer maquiladora y tener que vivir en Chihuahua, o de no estar en Guantánamo, seguí escuchando tangos. Y me metí en el interné, pues allí siempre aparece alguna cosilla en mi correo. En esos avatares estaba cuando se comienza a prender una lucecita naranja y comienzan a sonar unos golpes tipo gong chino; es decir, te aparece un aviso del conocido mazinyer, donde puedes “chatear” con otra gente. El caso es que por allí apareció Paulina y comenzamos a “chatear”, que proviene del inglés chat, “conversar”, “platicar”, o bien “conversación”, “charla”. Bueno, para los menos entendidos que yo, de lo que menos se trata es de hablar, se van escribiendo frases (o pedazos de ellas –ya verán por qué) y se le mandan automática e instantáneamente a la otra persona, que las lee y te contesta, siempre por escrito. Lo que aún no entiendo es por qué la máquina en un momento no te deja escribir más y la frase queda trunca, y… “hasta allí llegaste manito”, y a mandar lo que pudiste escribir hasta allí. Y hay veces que la gente se alegra de saber algo de los demás, y las preguntas y respuestas, y hasta ideas coherentes, van y vienen, muchas veces cortadas o incompletas; todo gracias a la intolerancia e impaciencia de la máquina que no te deja escribir más. Y así se van juntando preguntas y respuestas, respuestas tras respuestas, y a veces varias preguntas a la vez. En fin, lo que podría ser una conversación, aquí no resulta, a veces las cosas van desfasadas. Finalmente resulta algo divertido, al menos por un rato. Pero estábamos hablando de Paulina, ¿verdad? Ella era alumna mía en un curso de inglés que yo daba en la ciudad de Orizaba, Veracruz, a unos 340 km de la Ciudad de México, en un sitio donde acordarme no quiero. Paulina era mi mejor y más consentida alumna, pues aparte de ser la que más sabía, era la que más trabajaba, la que más ganas le echaba; en resumen, una de las pocas que el destino había metido entre un montón de gente que lo menos que le interesaba en el mundo era aprender inglés; es más, no les interesaba aprender nada de nada. Ese acto no constaba en sus planes. Paulina es abogada, es madre de dos hermosas niñas que crió ella, y ella hace todo. Es una gran mujer, tal vez por eso tenga los ovarios suficientes para saber prescindir de los hombres en muchas ocasiones. Pero además de todo eso, Paulina es muy divertida y hasta tiene el descaro de ser muy bonita, aclaro esto pues siempre puede haber algún lector masculino que no escape a la regla de querer conocer ese detalle.
“Chateamos” unas cuantas cosas (probable viaje de ella a ver a Aerosmith y a su cantor, un probable café en el D.F., ciertos gustos comunes sobre Bob Marley, y no muchas cosas más), lo demás fue un poco ese desfasaje que se genera, que aquí fue lúdico, divertido, a veces difícil de entender cuáles eran las coincidencias entre preguntas y respuestas. Eso sí, los dos nos alegramos de conectarnos de saber un poco del otro, y Paulina dijo que el momento había sido lindo, y que a veces sólo se trataba de momentos. Le contesté que lo tenía clarísimo, que sólo se trataba de esos momentos. Y créanme, estoy convencido de ello, “son sólo probaditas” que te da la vida. Después hay que batallar. Y la batalla no se acaba de la puerta de tu casa para adentro, es mucho más amplia. Y nos está dejando maltrechos, al menos a mí sí. Por eso, esos momentos que te da la vida son hermosos, y aunque uno sepa que son muy fugaces, y comienzan y terminan de uno para adentro, muchas veces hace falta que alguien te lo recuerde, y te haga notar que son lindos. Muchos construyen así sus vidas, juntando instantes fugaces y vivificantes como pedacitos de papel para descifran algo que rompimos por error, mientras que otros no se conforman con esas “probaditas” para adentro, quieren el banquete al alcance de su mano, cuando el mundo tendría que ser el banquete.
Para mí, esas probaditas son otro tipo de banquete pantagruélico, como cuando le alcanzaba a mi madre, a la cual veía como una torre, un trocito de pan para que lo sopara en el tuco de los espaguetis. Es como estos volcanes que pronto extrañaré en mi ventana: son contados los días en que la contaminación te los deja ver, pero ¡que tal aquellos azules y transparentes como la risa cuando se dejan ver, aunque sea por un rato! Si se vieran nítidamente a diario, tal vez me hubiese atascado. Yo prefiero esas probaditas.
Como valor agregado, siempre las probaditas dejan buen sabor de boca, te traen recuerdos, tal vez los portales jarochos de Córdoba, que me fascinaron, con una cerveza de por medio, tal vez una visita y un café, tal vez… Tal vez las probaditas de la vida, si uno las sabe degustar, y saber que su gracia radica allí, en eso, en lo fugaz, sean las que te alejan años luz del tiro del final.
Finalmente, dejé de escuchar tangos, no tengo nada de Aerosmith, puse a Marley. Hacía un buen tiempo…

sábado, enero 13, 2007

Villa Tour

Dedicado a los grandísimos hijos de puta que siempre hacen e hicieron dinero con el dolor y la miseria ajenos

VILLA TOUR / INTEGRATION EXPERIENCE
How's life in a Buenos Aires "Villa"? Which are their problems and how they enjoy life in this place full of lack but with plenty of creativity, solidarity, sense of humor and human warmth? Taking the VILLA TOUR you are directly cooperating with a comedor infantil, a kindergarten and Art Gallery, and you are also generating employment. Do not let anybody tell you about the tour. Come with us and live it yourself. The tour includes transfer door to door, guaranteed security, specialized guides, ending with a genuine "asado obrero." Run away from ordinariness. Come to the VILLA TOUR.
tel (011)4383 0717 int.36 / fax (011)4383 0717 int.36
info@tourexperience.com.ar


Tal vez una de las mayores sorpresas que me llevé en mi último viaje a mi país fue la de los Villa Tours. Al principio, cuando me lo contaron mis amigos y mi familia, no pude dar crédito a lo que estaba oyendo; pero finalmente terminé cediendo ante las pruebas incuestionables, de la que el infame texto que encabeza esta tragicomicro(ni)queta es una muestra, y como para muestra basta un botón, y de esos hay a patadas...
Cuando se siguen dando signos alarmantes de desintegración social suelen aparecer hechos como este de los Villa Tours, que es sin duda posible en una sociedad que no resiste el acelerado proceso de su putrefacción. ¿Quiénes son culpables de ello? Muchos, sin duda: los gobernantes, en primer lugar, pues permiten que sucedan cosas como éstas y luego se llenan la boca hablando de los derechos humanos. Pero claro, los habitantes de las villas no son humanos para ellos, de otro modo no permitirían que se los mostrara como veraderos monstruos, freaks, curiosidades de este mundo globalizado que vele la pena ver y experimentar. Esto me hace recordar a las ferias mediavales donde se mostarba a los deformes como verdaderos espectáculos dignos de la más atrevida de las curiosidades. Y bueno, parece que no estamos muy lejos del señor feudal, la horca, y los monstruos de todo tipo.
También los villeros traidores a su clase cargan parte de culpa al permitir que esto suceda, y no me cuenten a mí el verso de los comedores infantiles, los kinders y los centros de arte. ¡A otro perro con ese hueso! Espero que los habitantes de las villas que cuentan con dignidad no permitan que esto siga sucediendo. Todas esas cosas que dicen generar los Villa Tours no deberían de manera alguna estar solventadas por la curiosidad animal de esos turistas tarados o "progres" (?) que acuden a echarse ese vistazo experimental a la miseria humana. Y recuerdo ahora el veradero nombre de esos asentamientos: siempre se llamaron "villas miseria". La caridad humana les quitó el apellido. ¿Por qué será? Ni siquiera fueron jamás villas pobreza. Ni para pobreza les alcanzó en su ya larga historia de olvidos. Pero claro, el texto en iglés dice que a pesar de sus carencias, sus habitantes están llenos de solidaridad, creatividad, sentido del humor y calor humano. Sí, señores, se pasan la vida riéndose de su miseria y tienen calor humano los veranos de 40º.
Para qué vamos a comentar la obsecuente y rastrera complicidad y el silencio (salvo honrosas excepciones) de los medios sobre esto. Los medios son, y eso ya no sorprende a nadie, la inyección principal de inóculos para la podredumbre social. Pedirles un llamado a la dignidad es tan vano e inocente como pedirles que abandonen la carne podrida de la que se nutren.
En fin, sigo sin poder digerir esto; sólo podría ofrecer una idea a los compañeros villeros que "gozan" de tan preciado turismo. Se me ocurre que en un medio donde la comida no abunda, podrían organizar un buen asado villero y ofrecerle a los curiosos y bienintencionados turistas un final a toda orquesta. Un argentinísimo asadito humano de turistas, al mejor estilo del protagonista de El pefume, de Patrick Süskind. Eso sí, cuando se decidan, yo pongo los tetrabrick.

martes, octubre 17, 2006

Cabecitas negras

Hace unos pocos días se "celebró" un nuevo Día de la Raza. Me pregunto: ¿De qué raza estamos hablando? Porque razas, colores y culturas hay muchos. El que inventó ese día, ¿qué habrá querido festejar? ¿A aquellos que vinieron a saquear, a asesinar, a imponer su cultura, a torturar y matar en nombre de un dios de una cristiandad desconocida en nuestro continente? ¿A aquellos que llegaron desde España, Portugal, Inglaterra, y otros países del mundo civilizado a traernos su "bendita cultura occidental, cristiana e ilustrada"? ¿A esos? Porque existieron europeos que vinieron a trabajar duro, a educar, a hacer de estas las tierras para criar sus hijos, tal vez huyendo del hambre, de las guerras o de cualquier tipo de persecución. Pero el caso es que ahora muchos se llenan la boca despotricando contra el Día de la Raza, y manifiestan argumentos indiscutibles de soberanía y de defensa de la identidad nacional. Bien, yo quisiera saber qué entienden ellos por identidad nacional. Y como el título de esta cro(ni)queta de hoy es "Cabecitas negras", tendremos que referirnos específicamente a los argentinos y a su vehemente manifestación antiracista (contra el Día de la Raza) y el enarbolamiento de los valores autóctonos y nacionales.
Tal vez sería interesante comentar (y aquí el improvisado cronista pide disculpas por su falta de exactitud en las informaciones históricas y cronológicas) que la expresión "cabecita negra" fue popularizada por Eva Perón; personaje que amó y luchó por ellos tal vez como nadie. Y es que cuando Evita llenaba la Plaza de Mayo en todos sus discursos, la visión que ella tenía desde el balcón de la Casa Rosada era la de un mar de cabecitas negras. Creo que en su último discurso, allá por junio de 1952, y sabiéndose gravemente enferma, se dirigió a ellos diciéndoles "mis amados cabecitas negras". Luego, las clases que detentaron, y aún detentan el poder en Argentina, llámense la oligarquía nativa, los aristócratas y los terratenientes, tomaron este término para designar a los veraderos herederos de las tierras que supieron una vez ser de los indios. Ésos de los que nadie se acuerda mucho luego de maldecir contra elDía de la Raza.


En Argentina ya quedan pocos indios. Los mapuches en la cordillera sufren de despojo de sus tierras, de altos índices de tuberculosis y alcoholismo, y del peor mal que puede sufrir cualquier ser humano: el olvido. Hay algunos tobas y matacos en el norte del país, que son explotados por la iglesia católica para fabricar artesanías y como curiosidad digna para estos caritativos emisarios del señor que los pondrían en la revista "Muy interesante". Pocos más quedan: algunos guaraníes en la Mesopotamia y algún que otro descendiente de etnias onas en la Patagonia. Pocos, son muy pocos, y su futuro es tal vez más incierto que el del país donde los "dejan" vivir, al mejor estilo de reservación india gringa. Pero los que están allí y lograron subsistir son los que se dieron en el mestizaje, los "cabecitas negras", los que escaparon al genocidio de Roca y Alsina y sus libertadoras campañas del desierto, o a las matanzas de los ingleses que salían a cazar indios como quien caza perdices. Los "cabecitas negras" están allí, y van a estar mientras el país dure, y mal que les pese a quienes los consideran una raza inferior. Y a pesar de quienes todavía creen que Argentina es la sucursal de Europa en Latinoamérica, y que los argentinos son cultos, cariblancos, bonitos y bonitas e inteligentes. ¿De qué argentinos hablará esa gente? Algunos les dicen directamente "negros", aunque casi no hay negros en Argentina, se los llevó la peste y la fiebre amarilla en la época de la Colonia y fueron carne de cañón en las Guerras de la Independencia.

Pero sucede que ser negro en Argentina es tener el color de la tierra (tal como se definen a sí mismos los indígenas zapatistas), ser "pardos". Y aquí otro sinónimo despectivo, porque nadie para la sinonimia como los argentinos, sobre todo si es despectiva. Nos enseñaron a los "blanquitos" a no mezclarnos con los "parditos". Nadie tenía novios o novias "parditos/as", nadie todavía hoy se casa con un "cabecita negra" si no se le parece fisonómica y culturalmente. ¡Ah, pero eso sí, los argentinos no son (somos) racistas! ¡No, qué va! Y aquí se presenta otra de las grandes mentiras nacionales. No somos racistas, somos racistas y xenófobos, si no pregúntenle a cualquier migrante económico paraguayo o boliviano que va a Argentina en busca de subsistenciay dignidad y se parte el alma laburando y viviendo en una villa miseria. Pero, por supuesto que las generalizaciones son siempre malas, por lo general (sólo para redundar un poco). Y hasta hay argentinos "blanquitos y europeítos" que se codean y se mezclan con "parditos y cabecitas negras". Y si hablamos de generalizaciones, deberíamos tener cuidado con decir: "Los argentinos somos así y asá, y usamos esto y aquello, y nos gusta el tango y pasear por la calle Corrientes...". El país es más grande que eso y muchos de quienes dicen esto nunca fueron más allá de la Gral. Paz. Claro, deberían enterarse que en el interiuor del país hay muchos "cabecitas negras".


Pero volviendo a Evita, sería largo tratar de preguntarse y explicar por qué la querían tanto los "cabecitas negras", y por qué la odiaban tanto los oligarcas. ¿Por qué sería? Algunos la tildaron y tildarán de populista. Tal vez sí, pero la verdad que nadie les dio a estos seres del color de la tierra lo que ella. Muchos dicen que Evita era una resentida social. ¿Será que ese calificativo significa resentirse de las putadas de la sociedad? Nunca lo había pensado así, pero puede ser ¿no? Qué paradójico resulta que una frase nacida del cariño haya sido tomada para el odio y la segregación, pero dicen que las grandes frases sobreviven hasta a sus creadores.


Puede ser que algún día nos demos cuenta que ser "europeítos" no es tan bueno como parece, y empecemos a mirar un poco para adentro, para cambiar ese mundo en que vivimos, que se parece más al color de la tierra que al blanco. ¿O tal vez nos vamos a volver a tragar el anzuelo ese del "Carlo", que nos prometió el primer mundo?

Tengo la absoluta certeza de que los "cabecitas negras" serán un día los verdaderos dueños de Argentina, simplemente por una cosa: son los que levantan casas, los que construyen caminos, los que acarrean bolsas, los que siembran, cosechan, cuidan el ganado, los que ponen el hombro, en definitiva, "los que trabajan en serio", y algún día el mundo recuperará por la fuerza de la necesidad todo lo que implica el concepto de trabajar. Los "cabecitas negras" no se sientan a teorizar, ni mucho menos a escribir (como el croniquetón aquí presente), acerca de la infamia que representa el Día de la Raza. ¿Saben por qué? Porque ellos son LA RAZA.






miércoles, octubre 11, 2006

¡¡¡Vamos Granate, carajo!!!

¡Vamos los pibes!

¡FESTEJO. Hoyos abraza a Romero tras el primer gol de Lanús. El autor del tanto después tuvo que ser reemplazado por Ribonetto.



Lanús derrotó a Corinthians 4 a 2 y ya está en los cuartos de final de la Copa Sudamericana. Su próximo rival será el Pachuca, de México.

Se viene el Grana, se viene pa'México, y ahí vamos a estar, el 1º de noviembre, con la sangre y el corazón granates, reventando el estadio de Pachuca. ¡Vamos Grana, todavía!

Anna Politkovskaya, in memoriam




Antes que nada, solicito al respetable que le eche un ojito a esta nota cortita relacionada con el tema que hoy nos ocupa (¿o nos ensombrece?). Y vuelve a aparecer la tan mencionada ONU de nuestros días recientes. Ahí les va:

Condena la ONU asesinato de la comunicadora rusa
La alta comisionada de la Organización de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Louise Arbour, dijo ayer en Ginebra que con el asesinato de la periodista rusa Anna Politkovskaya hay "una pérdida tremenda para la Federación Rusa y para todos los que luchan por los derechos humanos en el mundo".
Señaló que Politkovskaya "será recordada por la fuerza de su carácter, su dedicación y la búsqueda sin miedo de la justicia en favor de las víctimas de las violaciones de los derechos humanos en Chechenia y en otras partes".
"Un mensaje claro contra la impunidad y para bien de la protección de los defensores de derechos humanos en Rusia" es el que las autoridades lleven ante la justicia a los responsables de este crimen, afirmó Arbour en un comunicado en el que trasmitió su profunda simpatía a la familia de la periodista.
Kyra Nuñez, corresponsal

La ONU condena... , la ONU demanda, la ONU exige, la ONU está conmocionada... Ya estamos hartos de escuchar toda esta sarta de estupideces que nunca logran nada. Ya estamos hasta el gorro de la hipocresía y la farsa. Y, por ende y obviamente, de los hipócritas y farsantes que trabajan para ella. La ONU demanda a las autoridades rusas llevar a los responsables ante la justicia. Ahora bien se podía la ONU haber ahorrado en este caso, y en muchos otros más, las letras "idad", ya que en este caso, y todo el mundo que tenga una mínima altura frontal lo sabe, las autoridades fueron los autores. Es vox populi que este fue un asesinato planeado por Putin y su esbirro, Ramsan Kadyrov, sangriento primer ministro pro-ruso de Chechenia. Un crimen al mejor estilo de la maffia siciliana o los sicarios colombianos, o quienquiera que se le venga ahora a usted a la memoria; los asesinos a sueldo pululan hoy por el mundo. A la mayoría les paga su sueldo el pueblo y usan traje y corbata. Son las autoridades que no tienen ninguna autoridad, especialmente moral. Y son las autoridades autoras descaradamente de los más horrendos crímenes. A fuego lento o a la orden. ¿Cuando condenaremos nosotros esta patraña de la ONU? Sus visos de defensa de los derechos humanos, de la democracia, de la justicia... Ni hablar de Putin, ni siquiera envió un mensaje de condolencias a la familia de la periodista. ¡Cuántas palabras tan manoseadas que tendríamos que redefinir!, ¿no? Está difícil que los propios culpables se lleven solos ante la justicia, según yo lo veo. Al fin de cuentas eso sólo pasa en la ficción, como en ese hermoso tango "A la luz de un candil", de Navarrine y Geroni Flores, cantado tal vez como nadie por el gran Edmundo Rivero, que en sus de las estrofas ampliamente conocida por los porteños dice: "... arrésteme sargento y póngame cadenas, si soy un delincuente que me perdone dios." El asesinato de una comunicadora sumamente comprometida con la verdad y con informar y no deformar no le da ganas de cortes y quebradas a nadie. Además, esto de la ONU no es un tango, ¿o sí?.